miércoles, 1 de julio de 2009

Guadiana

Me pareció una buena idea dejar que pasara el tiempo antes de escribir este artículo sobre el paso de Guadiana en Operación Triunfo. Después de algunos comentarios que escuché, pensé que quizá mi implicación había sido excesiva y, además, temía que el abatimiento que me produjo la expulsión de Guadi del concurso me impidiera ser objetivo.
Sin embargo, transcurridas estas semanas, tengo la absoluta certeza de que estaba equivocado. Es decir, por un lado, mi implicación no fue excesiva, ya que habiéndome tragado todos los programas de todas las ediciones y habiéndolo pasado mal con concursantes que ni me iban ni me venían, ¿no iba a pegar cuatro carteles en el colegio y gastar algo más de teléfono de lo normal por una de mis alumnas? Por otro, el tiempo no ha supuesto cambio alguno en mi opinión y sensaciones, así que podía haber escrito esta entrada del blog incluso la misma noche fatídica.
Muchos han sido los comentarios que se han escuchado estos días en Badajoz: que Guadiana no interesaba al programa, que no creaba polémica, que no salía en los vídeos, que si el voto femenino, que su extrañísima nominación fue injusta...
No voy a dar mi opinión por escrito de estos asuntos, sencillamente porque no tengo elementos de juicio para asegurar nada, y no estoy de acuerdo con que especular y conjeturar sea, en modo alguno, argumentar.
Solo quiero y soy capaz de argumentar, y creo que demostrar, dos ideas: La primera que Guadiana es de las concursantes de Operación Triunfo, en todas sus ediciones, que peor fortuna ha tenido, por no decir la que más. Creo que lo corroborarán esta sucesión de fatalidades, sucesos que nadie puede negar:
Como ya he expuesto antes, su nominación fue extraña o, al menos, el portavoz del jurado (Ramoncín, curioso personaje) no explicó los motivos de su nominación. Simplemente dijo que "unas veces tocaba sí y otras no, y esta era no". Enigmáticas palabras que contrastaron con las posteriores lamentaciones por su expulsión.
Los profesores suelen salvar a quien, a su juicio, ha cantado bien o nunca ha sido nominado. Guadi cumplía estos requisitos, pero también Diana, que era una de las mayores expectativas del programa, así que fue elegida en esa ocasión. Reconozco que en este argumento hay bastante conjetura así que mejor la retiramos.
Irreprochable, sin embargo, es el siguiente: Podía ser salvada por sus compañeros con las pizarritas y quedó empatada con Elías con cinco votos. Pero ganó el de Almendralejo porque había sido votado por el favorito de ese día, Ángel, que podía desempatar, y que curiosamente había declarado que Guadiana era una de las favoritas del programa.
Y ya para más inri pierde en las votaciones por un 1% con el guaperas de turno que acaba de conseguir, mientras escribo estas líneas, el mayor número de llamadas del público de los seis finalistas.
De nada sirve lamentarse. La segunda idea sorprenderá a algunos, pero pienso demostrarla. Guadiana Almena es probablemente de las concursantes más singulares y brillantes de todas las Operaciones Triunfo emitidas. Digo "de las que más" porque no me atrevo a decir la que más y restar credibilidad a mi afirmación.
Intentaré demostrarlo: 1) Fue nominada en la segunda ocasión, pero no recibió ninguna crítica negativa concreta del jurado ni de los profesores. 2) Sus tres interpretaciones fueron bien valoradas y, si no aplaudidas, en ningún momento criticadas por nadie. 3) Su actuación con la canción Caruso es con seguridad de las más brillantes y emocionantes de Operación Triunfo. De hecho, actualmente, después de más de un mes de su expulsión, Carusso sigue en el puesto número 8 del ránkin de descargas de OT (http://www.operaciontriunfo.com/2009/fansot/). 4) Por último, no recuerdo ningún otro concursante que nos haya evitado los vergonzosos lloriqueos con los compañeros, como hizo ella. Se marchó con dignidad y sin dar espectáculo. Esa dignidad, esa urbanidad demostrada por Guadiana parece ignorada por el resto de participantes.
Guadi no ha sido la mejor alumna de Lengua que he tenido. Fui su tutor dos cursos. Era educada, muy tímida, simpática, no se llevaba mal con nadie. Si destacaba en algo, aparte de su voz, era en que era buena persona. Pero además, a mí me ha demostrado que en televisión también se puede ser sencilla, comportarse como en la vida real, con naturalidad. Sin ruborizar, turbar ni avergonzar al espectador, rebelándose así al dogma, a los principios cínicos de ese mundo fantástico que algunos ya intentan importar a la vida cotidiana.