viernes, 21 de noviembre de 2008

Recuerdos con moraleja

(Publicado en el periódico escolar La Chincheta del Colegio Diocesano San Atón, año VII, nº 1, Noviembre de 2008).

Al leer el artículo de mi alumna María Román, (http://www.diocesanosanaton.com/) me ha venido a la memoria mi primer curso en la Universidad Autónoma de Madrid (1986-87, ya ha llovido). Estuvo marcado por las protestas estudiantiles y de otros sectores educativos. Se pusieron de huelga hasta los bedeles (no es broma).
Cuatro personas sobre todo recuerdo de aquel turbulento curso: la primera, la guapa Aitana Sánchez-Gijón con la que compartí aulas y viajes en metro. La segunda, el ministro, José María Maravall, que pronunció aquella frase en el parlamento de «más Informática y menos Latín». Lema a todas luces demagógico y progre en el peor sentido de la palabra, pero que entonces nos condenó a muchos al paro. Si los de Clásicas hubiéramos sido algodoneros, habríamos cortado una autovía en plena operación retorno. Sin embargo, nos conformamos con los artículos del profesor Rodríguez Adrados, que algo consiguió el pobre.
La tercera es sobre todo una imagen de televisión: la del cojo Manteca destrozando con su muleta una farola en plena manifestación estudiantil. Ocurrió de todo en aquellas algaradas callejeras, como los ataques de Ultrasur y Frente Atlético o el caso de la estudiante que fue herida de bala en el culo por el disparo de un policía nacional que fue derribado de su motocicleta. Todo terminó con la mesa negociadora del ministro Rubalcaba (sin comentarios).
La cuarta persona que más me llamó la atención fue mi compañero de clase José Luis. Vestía siempre de negro y con una especie de gabardinas de tela que solían llevar algunos grupos relacionados con la llamada «movida». Me reprochaba que no asistiera a las asambleas de la facultad en las que se decidía si seguíamos o no con una huelga de la que nadie se había enterado. Otro rasgo que recuerdo de José Luis es que no daba ni golpe. El profesor nos pedía que leyéramos la Lingüística de Saussure y él pedía en la Biblioteca un libro de Sartre. «Es muy interesante», me decía.
El programa europeo actual de reforma universitaria parece razonable. Los planteamientos que María expone en la página de al lado, como mínimo, dignos de discutirse. Sea como sea, mientras se dirimen estos asuntos en los foros pertinentes, mi consejo a todos es asistir a clase y estudiar.