lunes, 25 de abril de 2011

El héroe de la final (La guerra de las palabras VII)



Ya les hacía falta a los del Real Madrid algún titulillo. El miércoles incluso escuché cohetes en Badajoz después de la final de la Copa del Rey. ¡Increíble! Por una copa que todos quieren ganar y muchos intentan devaluar. Me acordé de nuestra reciente y flamante Europa league: tanto nos repiten que nunca ganamos nada, y quizá, en proporción, nosotros deberíamos haber dado unas salvas de artillería. Pero no es cuestión de proporciones, sino de otra cosa que no quiero hoy mencionar, porque no es el objeto de esta entrada polemizar con ningún miembro de la secta.
No sé si algún periodista de los diarios deportivos ha empleado la palabra "héroe", pues son ellos los que suelen ser más exagerados y pedantes en la comunicación. Si la han empleado, me gustaría hacer conjeturas sobre a quién o quiénes les aplicarían tal diginidad. Dice el diccionario de la Real Academia Española que "héroes" son aquellas personas que son famosas por realizar hazañas o acciones virtuosas. Si algunos están pensando en Cristiano, no creo que sea famoso por el gol que marcó el miércoles. Para sus aptitudes fue algo bastante sencillo y, por otra parte, el título del otro día no creo que tenga mayor relevancia que cualquiera de sus apariciones públicas con Irina. No recuerdo tampoco ninguna parada de relumbrón de Casillas, porque el partido fue bastante flojo en ocasiones de gol, a pesar de la exaltación de los comentaristas de televisión, que parecía que estaban asistiendo a la lucha entre Héctor y Aquiles. Del Madrid solo mencionaría la posibilidad de Arbeloa, pero su entrega estuvo a la par que sus marrullerías, así que no creo que sea merecedor de ser calificado como héroe. Los jugadores del Barcelona mostraron en la segunda parte la calidad de su conjunto, pero tímidamente. Con la desgana del que dice "mirad lo que sé hacer, pero hoy no me apetece mucho". Así que pensando que su gol llegaría sin mucho esfuerzo, les llegó el de Ronaldo. No creo que eso tenga nada de heroico.

Solo me queda una persona que no está en ninguno de los dos bandos, pues así habría que denominarlos, ya que el enfrentamiento excede a lo deportivo. Y es Undiano Mallenco, el árbitro. Como en muchas ocasiones, por no decir siempre, es el único que lo tiene todo en contra: aficiones, equipos, medios de comunicación, directivos... Sin embargo, a pesar del comportamiento artero, malintencionado y desquiciado de los jugadores, y de la presión de dentro y fuera del estadio, se podría decir que Undiano tuvo un actuación, si no brillante, correcta, lo cual, desde luego, es una hazaña dados los obstáculos que se interponen en su labor. Solo puede reprochársele un error, y no es suyo, sino del juez de línea, que era de esos que dicen "en caso de duda... ¡fuera de juego!", y señaló como off-side un gol válido del Barcelona.

Decía mi admirado José María García que los árbitros eran los únicos del mundo del fútbol que no tenían seguidores. Yo me atrevería a decir que es el único colectivo que trabaja en un ámbito en el que todos son detractores. Mi abuelo Paco fue presidente del Colegio extremeño de árbitros de fútbol. No sé si por ello intento hacer esta reivindicación o, si queréis, una propuesta: cuando veamos un partido en el que ninguno de los equipos merece nuestra simpatía, o bien ambos nos son igual de antipáticos, hagámonos hinchas del árbitro. Y al día siguiente, en el bar o en la oficina hablemos de él y comentemos lo bien que lo hizo, aunque sea mentira, como muchas veces hacemos con nuestro equipo.