miércoles, 23 de diciembre de 2009

Yo también te quiero (La guerra de las palabras III)

Hace algunos meses, haciendo zaping, encontré, no recuerdo en qué cadena, una película bastante antigua. Aprovechando que mi mujer aún no había llegado a la sala de estar, me puse a verla. A pesar de que no había visto el comienzo, me interesó tanto, que decidí verla completa y cuando Olga llegó no se atrevió a quitármela, aunque lo intentó.
Dos amantes planean el asesinato del marido de ella para cobrar el seguro de vida que habían hecho ellos mismos, ya que él era agente de seguros. Los actores eran Fred Mac Murray y Barbara Stanwyck. Luego averigüé en la magia de Internet que la película se llamaba Perdición (Double indemnity, 1944) y había sido dirigida por Billy Wilder. Una gran película de cine negro realizada por el genio de la comedia.
El severo y gruñón jefe de Mac Murray era interpretado por Edward G. Robinson, al estilo de esos directores de periódico o comisarios de policía que abroncan a sus subordinados en las películas y telefilmes americanos (es curioso cómo repiten escenas, personajes y coletillas sin ningún pudor desde hace décadas). En una de las primeras escenas Mac Murray (más bien el actor de doblaje) contesta socarrón a los reproches de Robinson con esta frase: "Yo también te quiero". Era esta una expresión que había empezado a oír por primera vez, ya pasada la adolescencia sobre todo en labios de mi amigo Camborio.
Nunca supe de dónde venía tal expresión; siempre creí que se trataba de una ingeniosa ocurrencia muy actual. En un principio pensé podía tratarse de un doblaje reciente con una versión libre. Sin embargo, busqué esa parte de la película en youtube y escuché a Mac Murray pronunciar claramente: "I love you, too".
Mi sorpresa ante tal descubrimiento debió ser parecida a la de mis alumnos cuando les comenté en el año 2001, creo recordar, que esa expresión que usaban tanto ("parida") estuvo muy de moda en mi infancia. La mayoría pensaba que les estaba tomando el pelo. No podían admitir que su valiosísima palabra de jerga que les distinguía de los adultos hubiera sido empleada y también manoseada hacía lustros por su calvo profesor.
La lengua, esta herramienta universal, es un recurso de ida y vuelta. Pocos, por no decir nadie, la controlan, ni la domeñan. Se rebela, nos sorprende y se ríe de todos.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Confesiones

Después de leer esta entrada muchos dirán que vuelvo a frivolizar con la que está cayendo. Lo siento, me niego a escribir sobre la crisis económica, social, política y moral de España. Por ahora.
Otros pensarán que tales confidencias son chorradas. Sin embargo, deberían saber que lo que hoy voy a confesar a los seguidores de mi blog, pocos lo conocen, y son opiniones que han provocado el rechazo de amigos y conocidos y casi me ha granjeado alguna enemistad.
Ahí van: la primera de las confidencias que quiero hacer a mis lectores es que no me gusta la cerveza Cruzcampo. Ya lo sé, lo reconozco, durante años botellín pacá, botellín pallá, fresquito, y nos pone otra ronda. Pero no, por más que persistía con tenacidad, no había nada que hacer. Creo que es algo parecido a aquel pitillito, Habanos, que mi amigo Joaquín me ofrecía a las ocho de la mañana cuando íbamos al colegio y que me sentaba como un tiro. De acuerdo, no es para tanto.
No sé si le gustarán estas reflexiones a mi primo Rafa, pez gordo de la Heineken, en el caso remoto de que lea este artículo. Sirvan en mi defensa que adoro, por el contrario las otras marcas de la firma: Heineken, Amstel, etc.
Lo que, sin embargo, recuerdo con pavor es el mal trago al confesarlo a cualquiera de mis amigos. No sabría describir su reacción: sus facciones mostraban un abanico tan diverso y enigmático que sería prácticamente imposible para mi capacidad transmitirlo con palabras. Solamente podría identificar una reacción que predominaba sobre las demás sin matices: la sorpresa. Quedaban estupefactos, como el que descubre una deslealtad lesiva en alguien cercano que inmediatamente cae en desgracia.
La otra confesión no es menos grave: No me parece Mortadelo y Filemón un buen cómic. Soy coleccionista de cómics, o como se les quiera llamar: tebeo, historieta... Mi colección es modesta: Tintín, Astérix, Blueberry, Super López, Lucky Luke, y algo de Iznogud, Flash Gordon, etc. En muchas ocasiones que he sacado el tema en conversaciones me he encontrado con un comentario-sentencia frecuente: "Como Mortadelo no hay nada". Al principio, asentía conciliador, riendo los gags que mi interlocutor recordaba o los álbumes que comentaba: El concurso-oposición, Chapeau, el esmirriau, El cochecito leré, etc. Me recuerda, a veces, esta actitud, mutatis mutandis, a aquella tendencia campechano-patriota que esgrimían algunos al sobrepujar las películas de Esteso y Pajares. También aquí concedía; la verdad es que eran tronchantes.
Sin embargo, no sé si por el descaro que, según dice mi tía, da la edad, últimamente, como en el tema de la Cruzcampo, le suelto al que sea la verdad, dolorosa e infame, sin importarme las consecuencias.
No es que me disguste, pero no pienso, sinceramente, que Mortadelo y Filemón sea, ni por asomo, el mejor cómic que pueda leerse. Álbumes episódicos, repetición aburrida de estructuras, chistes y situaciones, colección anárquica, "mortadelos" apócrifos... Razones para mí suficientes.
Algunos no salen de su asombro. Escuchan mis argumentos atónitos sin saber ni querer qué contestar, repiten su sentencia, esta vez como rotundo epílogo: "el mejor es Mortadelo" como si fuera el paladín de nuestra patria. Ese campeón que no encuentran en sus políticos. Pero se equivocan: nuestra política, y la exterior, está llena de mortadelos. Y de estesos y pajares. Yo me quedo con el Tintín de Hergé, el Astérix de Goscinny y el Blueberry de Giraud. Y si tengo que elegir a un compatriota, por el mismo motivo que tengo que conocer por narices los resultados de nuestros tenistas allá donde compitan, prefiero a Super López, de Jan o incluso a Rigoberto Picaporte de Segura, personaje al que la fama no llevó a pretensiones que no le pertenecían.

martes, 4 de agosto de 2009

Si Torrente existiera sería del Real Madrid

Hace unos días, cuando estaba en la playa con mi familia, solíamos dar un paseo con los niños y después de cenar temprano, volvíamos a casa. Vida tranquila y ordenada. Antes de acostarnos solíamos poner un rato la tele. Normalmente no hay nada interesante, pero un día encontramos empezada una de las películas de Torrente, así que esa noche terminamos el día riendo, que siempre es mejor que llorar, que es lo que suele producir la televisión.
Pocos en España no conocen a este personaje cinematográfico creado por Santiago Segura. El éxito de estas películas es indiscutible, aunque las valoraciones expresadas por los espectadores sean diversas: divertidas, repugnantes, serie B, la última españolada, crítica social, geniales...
Mi opinión es que intentan divertir, además de ser rentables a su productor, lo cual es de agradecer también por parte de los contribuyentes que están hartos de subvencionar un cine sectario, feo y que no interesa a nadie. Las películas de Torrente consiguen ambos objetivos, diversión y rentabilidad, con creces. Santiago Segura dibuja una exagerada caricatura, un esperpento que acumula defectos repulsivos, morales y físicos, y que naturalmente hace reír, salvo a aquellos de naturaleza más sensible.
Podríamos decir que el personaje, a pesar de lo caricaturesco, esperpéntico e hiperbólico, está construido de forma coherente. Me explico: sus rasgos físicos y morales son verosímiles y no hay incongruencias. Un ejemplo: Si Torrente es fascista, es también racista. Si su aspecto es lamentable, su casa también es una pocilga. Así podríamos seguir... Sin embargo, cualquiera es capaz de hallar una incoherencia que le ha pasado inadvertida al guionista (el mismo Segura) no sabemos si por error propio o por consejo de otros: el personaje de Torrente tal como está concebido por su autor, jamás sería simpatizante del Atlético de Madrid. Es más, la personalidad que muestra el personaje es la idónea para un seguidor del Real Madrid. No digo que todos los del Madrid sean así, pero sí las personas como Torrente son, sin duda, del Real Madrid.
No os apresuréis a cerrar el blog todos los madridistas (siento ser irreverente con vuestro credo), terminad de leer la entrada.
Creo que Segura al buscar rasgos identificativos para Torrente pensó que debía ser futbolero como algo típico de un español inculto. En cuanto a sus gustos musicales buscó algo popular y vulgar como el Fari, pero en la elección de su equipo de fútbol se equivocó. Le dio a Torrente un club "pobre" frente al todopoderoso Real Madrid, le hizo ser de un club de barrio, cuyos aficionados deberían ser, coherentemente, gente más popular y vulgar. No se dio cuenta de que esto es un tópico que hace muchas décadas es una falacia. Diré por qué. Se olvida frecuentemente que seguir a un equipo, "ser de un equipo" como se dice en España, no lo proporciona ni la clase social, ni la educación, ni la belleza física de la persona. Basta con manifestarlo, así sin más. Es decir, yo, ahora mismo, si quisiera, podría decir "a partir de ahora soy del Real Madrid" y nadie podría contestarme "no, tú no puedes, porque no eres guapo, o no porque no eres rico, o no vives en la Castellana, etc.
¿Adónde quiero llegar con todo esto? A lo siguiente: Como el Real Madrid gana títulos a mansalva y "ser de" este equipo es gratis, todo chichirimundi es seguidor del Madrid. Repito: Todo el mundo. Bomberos, relojeros, banqueros, albañiles, mendigos, taxistas, empresarios, periodistas del corazón, profesores de inglés, fontaneros, banderilleros, verduleras, trapecistas...
Es curioso cómo algunos madridistas se jactan de tal naturaleza como si la hubieran conseguido guerreando en Tierra Santa.
Es más, seguidores del Madrid los hay guapos y feos, cultos e incultos, ricos y pobres, fascistas y comunistas... y personas como Torrente, cuyas características son incompatibles con las de los simpatizantes del Atlético del Madrid. Alguien del Atleti es difícil que sea un perdedor en su vida personal. Normalmente está preparado para estos reveses del ámbito del ocio, como perder un partido de liga, su vida está plena, es una persona sin complejos, de fuerte personalidad, no teme acumular un "nuevo defecto" a su persona, o, si cree hacerlo, se ríe de ello, se ríe de sí mismo y de los demás, a los que trata con socarronería, pues tiene una perspectiva culta y distante del espectáculo del fútbol.
Por todo ello, debemos colegir que un personje como Torrente es casi imposible que fuera del Atlético de Madrid. Torrente es franquista y debería ver en el Madrid un símbolo de otros tiempos, como suele ocurrir. Torrente es tan cobarde que en la escena en la que se cruza con ultras del Madrid tira su bufanda por una alcantarilla y se une a los adversarios deportivos en sus cánticos. Más fácil sería ser del Madrid y unirse a la afición universal, erigiéndose además en ganador. Porque eso hacen muchos Torrentes: le tiran los tejos a una Inés Sastre, pensando que la merecen, presumen de ser agentes de la ley mientras en realidad están infringiéndola, dicen controlar el alcohol y a continuación dan un violento trago al vaso sucio sin hielo derramando el whisky por su cara, se las dan de seductores y abordan a chicas inalcanzables con gestos obscenos, insoportablemente vulgares e inoportunos... (escena) En definitiva, dicen ser ganadores y se hacen del Real Madrid.

miércoles, 1 de julio de 2009

Guadiana

Me pareció una buena idea dejar que pasara el tiempo antes de escribir este artículo sobre el paso de Guadiana en Operación Triunfo. Después de algunos comentarios que escuché, pensé que quizá mi implicación había sido excesiva y, además, temía que el abatimiento que me produjo la expulsión de Guadi del concurso me impidiera ser objetivo.
Sin embargo, transcurridas estas semanas, tengo la absoluta certeza de que estaba equivocado. Es decir, por un lado, mi implicación no fue excesiva, ya que habiéndome tragado todos los programas de todas las ediciones y habiéndolo pasado mal con concursantes que ni me iban ni me venían, ¿no iba a pegar cuatro carteles en el colegio y gastar algo más de teléfono de lo normal por una de mis alumnas? Por otro, el tiempo no ha supuesto cambio alguno en mi opinión y sensaciones, así que podía haber escrito esta entrada del blog incluso la misma noche fatídica.
Muchos han sido los comentarios que se han escuchado estos días en Badajoz: que Guadiana no interesaba al programa, que no creaba polémica, que no salía en los vídeos, que si el voto femenino, que su extrañísima nominación fue injusta...
No voy a dar mi opinión por escrito de estos asuntos, sencillamente porque no tengo elementos de juicio para asegurar nada, y no estoy de acuerdo con que especular y conjeturar sea, en modo alguno, argumentar.
Solo quiero y soy capaz de argumentar, y creo que demostrar, dos ideas: La primera que Guadiana es de las concursantes de Operación Triunfo, en todas sus ediciones, que peor fortuna ha tenido, por no decir la que más. Creo que lo corroborarán esta sucesión de fatalidades, sucesos que nadie puede negar:
Como ya he expuesto antes, su nominación fue extraña o, al menos, el portavoz del jurado (Ramoncín, curioso personaje) no explicó los motivos de su nominación. Simplemente dijo que "unas veces tocaba sí y otras no, y esta era no". Enigmáticas palabras que contrastaron con las posteriores lamentaciones por su expulsión.
Los profesores suelen salvar a quien, a su juicio, ha cantado bien o nunca ha sido nominado. Guadi cumplía estos requisitos, pero también Diana, que era una de las mayores expectativas del programa, así que fue elegida en esa ocasión. Reconozco que en este argumento hay bastante conjetura así que mejor la retiramos.
Irreprochable, sin embargo, es el siguiente: Podía ser salvada por sus compañeros con las pizarritas y quedó empatada con Elías con cinco votos. Pero ganó el de Almendralejo porque había sido votado por el favorito de ese día, Ángel, que podía desempatar, y que curiosamente había declarado que Guadiana era una de las favoritas del programa.
Y ya para más inri pierde en las votaciones por un 1% con el guaperas de turno que acaba de conseguir, mientras escribo estas líneas, el mayor número de llamadas del público de los seis finalistas.
De nada sirve lamentarse. La segunda idea sorprenderá a algunos, pero pienso demostrarla. Guadiana Almena es probablemente de las concursantes más singulares y brillantes de todas las Operaciones Triunfo emitidas. Digo "de las que más" porque no me atrevo a decir la que más y restar credibilidad a mi afirmación.
Intentaré demostrarlo: 1) Fue nominada en la segunda ocasión, pero no recibió ninguna crítica negativa concreta del jurado ni de los profesores. 2) Sus tres interpretaciones fueron bien valoradas y, si no aplaudidas, en ningún momento criticadas por nadie. 3) Su actuación con la canción Caruso es con seguridad de las más brillantes y emocionantes de Operación Triunfo. De hecho, actualmente, después de más de un mes de su expulsión, Carusso sigue en el puesto número 8 del ránkin de descargas de OT (http://www.operaciontriunfo.com/2009/fansot/). 4) Por último, no recuerdo ningún otro concursante que nos haya evitado los vergonzosos lloriqueos con los compañeros, como hizo ella. Se marchó con dignidad y sin dar espectáculo. Esa dignidad, esa urbanidad demostrada por Guadiana parece ignorada por el resto de participantes.
Guadi no ha sido la mejor alumna de Lengua que he tenido. Fui su tutor dos cursos. Era educada, muy tímida, simpática, no se llevaba mal con nadie. Si destacaba en algo, aparte de su voz, era en que era buena persona. Pero además, a mí me ha demostrado que en televisión también se puede ser sencilla, comportarse como en la vida real, con naturalidad. Sin ruborizar, turbar ni avergonzar al espectador, rebelándose así al dogma, a los principios cínicos de ese mundo fantástico que algunos ya intentan importar a la vida cotidiana.


domingo, 5 de abril de 2009

Ideas acertadas

Publicado en el periódico escolar La Chincheta del Colegio Diocesano San Atón, año VII, nº 3, Abril de 2009).
Ya que María vuelve a escribir sobre el tema de Bolonia (http://www.diocesanosanaton.com/), como en el último periódico, no la dejaré sola y repetiré tema acompañando así a mi alumna. Entonces ella aportaba información y argumentos, yo bromeaba con recuerdos y batallitas de los años ochenta. Siento haber tenido razón con tan burdos argumentos y felicito a nuestra aventajada columnista por la inocente honradez con la que afronta este nuevo artículo.
Iba a comentar las declaraciones que escuché por la radio de un cabecilla estudiantil (me cuesta llamarlo universitario) tras los últimos incidentes de Barcelona. Sin embargo, tengo en tan alta estima este periódico de mis alumnos que no malgastaré espacio en necedades. Hago mías las palabras de la srta. Román y dejo el asunto.
Por otro lado, me gustaría comentar aquí también el artículo de Noemi que tenemos tan cerquita. Como siempre, acierta con el tema por dos características que son inherentes a sus columnas: actualidad y filantropía. Estoy totalmente de acuerdo con estas ideas expuestas brillantemente. Alguno puede pensar que sería insensato disentir de tales propuestas. O que habría que ser un desalmado, un Bush quizá, no sé... Tal vez no haya que ir tan lejos a buscarlo. Solo expondré algunos casos y que los lectores juzguen. ¿Sabéis cuántos proyectos de energía eólica fueron admitidos en el último concurso por la Junta de Extremadura? Ninguno. Todos fueron rechazados. Habéis leído bien: todos. Recuerdo también un titular del periódico HOY con las palabras del presidente del gobierno en un mitin electoral en Extremadura: «Guillermo, cuenta conmigo para hacer la refinería». Un último ejemplo: mientras reviso este periódico escucho en las noticias que el gobierno ha retirado las subvenciones a la energía solar.
Lo siento, Noemi, para que tu sensatez triunfe tenemos que salvar todavía algunos obstáculos.

sábado, 7 de marzo de 2009

Yo también soy ecologista

Se podría decir que yo también soy ecologista. No, sin duda, por adscripción política o por un desmedido amor a la Naturaleza. Hago mías (con matices) las palabras de aquel personaje de Baroja: "Yo creo que todo lo natural, que todo lo espontáneo, es malo; que solo lo artificial, lo creado por el hombre es bueno". Sin embargo, otros motivos me obligan a cuidar el medio ambiente: el orden. Pienso que el mundo funciona o debe funcionar como una máquina cuyos mecanismos han de estar ordenados y jerarquizados adecuadamente, cumpliendo cada uno la función que le es propia. Por tanto, el padre, el hijo, el juez, el médico, el árbol, la zanahoria y el jabalí deben estar en su lugar cumpliendo su misión en la vida.
Por ello, soy incapaz de incumplir la normativa que los medios de comunicación, las asociaciones y los gobiernos nos han inculcado durante años para preservar la Naturaleza. Acabo de escribir que "soy incapaz de incumplir", pero debería haber escrito que "sufro al incumplir", porque, por supuesto, incumplo. Lo hago quizá como el pecador consciente de su falta. Pero lo hago.
Debería ahora exponer las razones por las que convivo con esta contradicción. La primera es que me rebelo contra la idea asumida por muchos de que el cambio climático y la degradación de la Naturaleza tiene su origen en el quehacer cotidiano de los ciudadanos y su solución está, por consiguiente en la corrección de nuestro comportamiento. En otras palabras, que pasa lo que pasa porque ponemos el aire acondicionado y no echamos las botellas al contenedor del vidrio. Sin embargo, no parece tener ninguna influencia sobre la problemática medioambiental el que los gobiernos, que tienen el poder omnímodo ejecutivo y legislativo, no hagan, año tras año, absolutamente nada.
Bueno, sí hacen: Se gastan dinerales en concienciar a la sociedad. Todo es concienciar. Ya lo explicaba más arriba: somos los culpables, y si no modificamos nuestras costumbres...
En el tema del reciclaje de basuras, no recuerdo si la Junta de Extremadura o el Ayuntamiento de Badajoz, realizó hace poco una campaña con pegatinas, folletos, imanes para la nevera, etc. Sin embargo, cuando bajas con las distintas bolsitas, dejas una en un contenedor cerquita, pero el de los envases está en el otro extremo de la calle, y cuando llegas está a rebosar de bolsas y la tuya no cabe.
Por no hablar de los conflictos familiares. Mi mujer se niega a poner varios cubos de basura en la cocina. Dice que no caben. Y que todo eso son tonterías mías. Lo mismo opinaba mi madre, y se quejaba amargamente del entonces reciclaje de vidrio porque había que ir a buscar la campana esa al quinto pimiento, y echar las botellas una a una por el agujerito, y además siempre le tocaba a ella. "Si quieres reciclar más, las llevas tú", me dijo un día cargada de razón.
Un día escuché en una conversación que las arandelas de plástico en las que vienen las latas de refresco hay que cortarlas con unas tijeras, ya que roedores y pájaros al rebuscar entre la basura introducen la cabeza por ellas y se asfixian. Aquella visión de un pajarraco retorciéndose y agonizando me horrorizó. Así que tengo la costumbre de cortarlas con las tijeras de la cocina, hasta que un día, por las prisas, me corté en un dedo, lo cual me horroriza también bastante, si no más. Aparte de esto, lo que más me fastidió no fue el pitorreo de mi familia, sino que cuando lo conté en la sala de profesores, mi amigo y compañero, superprogre, ultraexcursionista, enemigo declarado de los campos de golf, manifestó con cierta estupefacción no haber oído nunca tal precaución en favor de estos animales.
Quizá algún periodista, algún representante de Greepeace, o algún ministro censuraría severamente a mi compañero, ya que, como todos sabemos "el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento".